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Las terribles posibilidades del @JitomatazoMX de @Arnemx (O “La violencia no soluciona nada”)


Desde hace unas semanas, Arne aus den Ruthen Haag, otrora City Manager de la Delegación Miguel Hidalgo, ha estado aprovechando el enojo social generalizado debido a la liberación en el precio de las gasolinas en México para promover una iniciativa llamada “Jitomatazo”, que consiste en, de manera muy literal, lanzar jitomates a los diputados que no “devuelvan” el bono navideño que se autoasignaron por 150 mil pesos.

No me malentiendan, es indignante, aberrante, y razón suficiente para hacer hervir la sangre de todos y cada uno de los mexicanos, que los diputados, y los políticos en general, tengan la capacidad de decir entre ellos mismos cuánto ganan, y la cantidad de dinero que ganan es igual de aberrante. La clase política, en su mayoría, está podrida en este país.

Pero lo que impulsa Arne, político hecho y derecho con amplia carrera en la política (para que no nos engañemos que es “un ciudadano más”), es muy, muy peligroso, en especial en el momento social actual. Agredir a alguien, sea un político o un ciudadano de a pie, es, empezando, ilegal. Para seguir, que un político con la capacidad de convocatoria que tiene Arne, llame a sus seguidores, ciudadanos de a pie y que pocos no son, a violentar y agredir físicamente a los políticos, tiene implicaciones aún peores, y que se antojan peligrosas.

En distintas conversaciones que he tenido con los seguidores de esta tendencia de Arne, la mayoría de ellos argumentan que apoyan el llamamiento a la violencia porque los propios políticos han violentado al pueblo de México de manera repetida a través de la historia. Es cierto. La clase política en México ha fregado a los mexicanos una y otra vez, y su completa y total falta de empatía no les ha ayudado nunca.

¿Pero qué resuelve el agredir y violentar físicamente a los políticos? No se engañen, amigos, el lanzar jitomates a una persona es un acto violento y agresivo, y en el caso de esta iniciativa, además es motivado por una búsqueda de venganza a toda costa. ¿Qué resuelve la violencia? Hasta el momento, al menos el propio Arne no ha reportado más que un puñado mínimo de casos en los que ha habido políticos que los rechazaron, otro puñado que lo donó, pero ninguno que lo haya devuelto.

En mi apreciación, este llamamiento a la violencia física en contra de personas (pues a fin de cuentas los políticos también son personas), no resuelve nada. Fiel creyente de que el diálogo es LA opción para resolver cualquier problema. Dialogar con quien se tenga que dialogar, pero diálogo a fin de cuentas. Arne ya se ha dejado claro, en tono más bien burlón, que no cree en ello:

Arne es un buen tipo. Lo he tratado unas cuantas veces, y lo es. Y sus acciones desde que se unió al equipo de Xóchitl Gálvez en la Miguel Hidalgo me había parecido loables, y necesarias, dada la gran falta de cultura cívica en nuestra ciudad… Y nuestro país. Combatir a los gandallas era algo que pocos habían hecho hasta ese momento, y nadie con tal efectividad. Hacer respetar la ley, sin importar nada más, solía ser su bandera… Pero hoy… Hoy ya no tanto. Al contrario. Arne está haciendo un llamamiento público a quebrantar la misma ley del cual él pareció ser su paladín en un inicio, la de Cultura Cívica. Y el propio Arne lo admite sin problemas:

La violencia sólo genera violencia. Esa excusa de “es que ellos nos violentaron primero”, aunque cierta, no hace mejores ni justifica a quienes están dispuestos a agredir físicamente a otra persona… “Ojo por ojo, y el mundo se quedará ciego”, dice por ahí. De hecho, el que estén dispuestos a violentar la integridad física de alguien los rebaja al mismo nivel en el que ellos están. Hablar, y si no están dispuestos, obligarlos PACÍFICAMENTE a escuchar, es lo que logrará solucionar los problemas. Sigo siendo fiel creyente de esto, a pesar de las múltiples burlas que me han hecho por ello.

Hay miles de ejemplos de protestas pacíficas que han dado resultados, empezando por las recientes protestas en Corea del Sur que llevaron a la destitución de la presidenta Park Geun-hye, los cacerolazos, las sentadas, los movimientos “Occupy”, en fin, infinidad. ¿Se imaginan que los mexicanos se unieran y de hecho sitiaran las sedes de los partidos, a los Poderes de la Unión, y demás órganos gubernamentales? ¿Imaginan protestas PACÍFICAS en las casas de los políticos? Serían formas de hacerse escuchar. Pero no, al parecer, el mexicano tiene una sed de sangre terrible.

De nuevo, la clase política está podrida en su generalidad, es indignante el dinero que se roban, el dinero que se autoregalan, la corrupción, los muertos, los desaparecidos, el tráfico de influencias, los conflictos de intereses… ¿Pero acaso la violencia física va a solucionar todos los problemas del país, muchos de ellos originados en la violencia?

Una simple reflexión, para que lo piensen.

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